Rosario Soler

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Rosario Soler

Rosario Soler fue una famosa actriz y cantante tiple en el Madrid de finales del siglo XIX y principios del XX, interpretando obras del “género chico”.

Rosario Illescas Sánchez nació en Málaga el 16 de agosto de 1879. Hija de Salvador Illescas y María Candelaria Sánchez, el apellido artístico “Soler” lo tomó de su primo porque le pareció muy musical.

Inició su carrera en el Teatro Vital Aza de Málaga, donde su hermano era jefe de tramoya, lo que pronto la familiarizó con los artistas y las funciones, participando en pequeños papeles.

Con dieciséis años se trasladó a Madrid para actuar en teatrillos de la capital hasta que debutó en el Príncipe Alfonso con la obra Cuadros disolventes, una zarzuela de “género chico”, que tuvo una gran acogida de público.

Cuadros disolventes es un ejemplo del teatro por horas, que fue toda una revolución en la escena madrileña finisecular. Era un teatro popular, más económico, costumbrista y de intencionalidad cómica y satírica. Se podían representar varias obras en una misma noche, sin que ninguna pudiera exceder más de una hora de duración.

Rosario se desenvolvió siempre en este tipo de funciones, lo que le permitió una gran versatilidad en sus actuaciones.

En agosto de 1896, viajó a Méjico y estrenó la zarzuela cómica La marcha de Cádiz en el Teatro Principal, obteniendo un gran éxito de público y crítica que alabaron su interpretación en el “Dúo de los patos”, lo que le valió el sobrenombre de La Patita:

Yo soy el pato.
Yo soy la pata.
Que en el estanque
suelen andar.
Ven acá, ingrato.
Ven acá ingrata.
Nada que nada
sin descansar.
[...]

En el Teatro Principal de Méjico también representó, por primera vez, La Revoltosa y fue aclamada por el dúo de Mari Pepa y Felipe. Otras zarzuelas estrenadas por Rosario en Méjico fueron La buena sombra, El mantón de Manila, La viejecita o El paraíso perdido que fue criticada por ser algo provocativa.

El cinematógrafo, un invento no muy del gusto de las tiples, le dio una oportunidad a Rosario y, en 1899, rodó en Méjico la película Rosario Soler en sevillanas.

En 1901 se despidió de Méjico para llegar a la Habana donde con una buena acogida de público, estrena la zarzuela Las Parrandas. La estancia en Cuba es corta. Ahora le ilusiona una nueva meta, aprender con el mejor profesor de canto, y eligió Milán donde permanecerá hasta 1903 en que regresó a Madrid.

Ya en la capital actuó en el Teatro de la Zarzuela con tres piezas por horas: La buena sombra, Venus salón, y Parador de las golondrinas. También trabajó en el Eslava, el Tívoli y el Novedades y comprobó que en los grandes escenarios también se representaba el teatro por horas.

En 1904, en el Teatro de la Zarzuela se prohibieron algunas piezas que Rosario cantaba porque criticaban a los políticos y al gobierno de Maura, lo que hizo que el Gobernador Civil de Madrid cerrara el teatro y detuviera a varios intérpretes. Todo se resolvió con el acuerdo de los teatros de no volver a cantar más coplas políticas.

Tras pasar por una operación en sus cuerdas vocales, Rosario continuó con su trabajo en La Zarzuela por el que es reconocida como la “verdadera” Mari Pepa de La Revoltosa.

En 1907, es ya primera tiple del Apolo, alabándose su gracia, belleza e inspiración. Ese mismo año, comenzó a grabar varios discos que se reeditaron hasta los años 20.

En junio de 1908, representa en este teatro Las bribonas, su estreno más esperado, tras años de haber no tenido un repertorio nuevo.

Las Bribonas es una zarzuela en un acto, dividido en cinco cuadros, con libreto de Antonio Martínez Viérgol y música de Rafael Calleja. El argumento ridiculizaba a las mujeres beatas de un pueblo que se escandalizaban con la llegada de una compañía de varietés. En ella cantaba Rosario, en el papel de Trini La Jerezana, un frívolo cuplé, La maquinista del amor, lo que que calificó a esta zarzuela de “género ínfimo”.

Las marcas publicitarias contaron con la imagen de Rosario, entre ellas, las perfumerías Gal, a las que promocionaba así:

He comprobado que no hay nada mejor que el petróleo Gal para limpiar la cabeza y tener el pelo brillante y sedoso.

En 1910, se despidió del teatro Apolo y se incorporó al Gran Teatro (Teatro Lírico) e hizo sus dos últimos estrenos en España: El poeta de la vida y El país de las Hadas, antes de volver a Méjico, donde estuvo hasta 1919.

Ese mismo año escribió un cuento para la serie Cuentos Galantes de la revista Madrid Cómico.  Se trataba de El hombre de los 25 kilómetros, una ingenua historia sobre la infidelidad de un hombre que fingía hacer deporte con su bicicleta para estar con su amante. Las críticas en la prensa no fueron favorables:

Rosarito escribe sus novelistas en sus ratos de ocio […] y ya estoy viendo al insigne Baroja […] y cualquier otro modisto de la talla de estos literatos en cualquier escenario sicalíptico.

(Anónimo. “Próxima novela de Rosario Soler”. El País. Diario Republicano. Madrid, 11 de mayo de 1908.)

En 1920, se casó con Jacques Sittler Daesslé, un alsaciano que la retiró de la escena un tiempo en el que viajó por Europa.

En esos años, el género chico está asistiendo a su declive y desaparece tanto de los pequeños como de los grandes teatros, pues el público ya lo encontraba “ñoño, pueril”. El cine lo hizo desaparecer definitivamente y a los grandes teatros volvió el espectáculo largo (ópera y zarzuela grande) y el tono frívolo con las variedades y la revista, triunfando los cuplés como La pulga.

En 1923, Rosario, que vivía en Niza, regresa a España y actúa, aun sin querer someterse a las nuevas modas de las variedades. Pero el estado de salud de Jacques les devuelve a Niza donde adquirieron una villa junto el mar.

En 1931, regresó a Málaga para colaborar en actos benéficos y el matrimonio se estableció en Alahurín de la Torre, donde se les veía paseando en su “magnífico Cadillac”. Poco tiempo después, falleció Jacques.

Con una vida ya totalmente alejada de los escenarios, Rosario, La Patita, falleció el 22 de noviembre de 1944 en Málaga, a los 64 años.

Disponible también en Europeana (versión en inglés).

Redactado por Museo de Historia de Madrid. Gracias a Begoña Domínguez Iniesta por su interés y colaboración.

Publicado el 4 de abril de 2022